Sábado, 17 de marzo de 2018
Me quedé paralizada, no podía dejar de mirar aquella escena. Eran las 13 horas y me disponía a tomar un refresco con unas amigas, cuando veo en una mesa, ligeramente arrinconada en el bar, a una niña de apenas un año “enchufada” a una tablet. La menor estaba absorta en las imágenes, lejos del lugar, con los ojos abiertos de par en par, fuertemente sujetada a la silla trona y prácticamente inmóvil.

¿Pero qué estamos haciendo? No se trata de juzgar a nadie, pero si que hemos de tomar consciencia de lo que estamos transmitiendo a nuestro hijos. Nosotros somos un modelo a seguir y continuamente estamos construyendo buena parte de la percepción que tendrá nuestro hijo de él mismo y del mundo que le rodea.
Entiendo que quizás lo que yo vi fuera fruto de la casualidad de un día, pero me consta en consulta que hay niños que pasan muchas horas enganchados a las pantallas (ordenadores, tabletas, móviles). Mirémonos a nosotros mismos y repasemos qué tipo de modelo y de educación estamos ofreciendo a nuestros hijos respecto al uso de la tecnología.
No podemos dejar que internet se convierta en el canguro que entretenga al niño y lo mantenga quietecito sin molestar, porque el precio que va apagar ese padre y ese niño a la larga va a ser muy alto (y no me refiero precisamente al dinero) sino a la autoestima, la autonomía y a la capacidad para relacionarse con los demás.
Tenemos que jugar con nuestros hijos, interactuar con ellos, tocar, besar abrazar, jugar, correr, saltar, discutir, pelear, perdonar, disculpar, elogiar, opinar… Tenemos que ser padres reales y no virtuales, tenemos que ser padres que les enseñemos a vivir el instante  presente para que puedan sentir esos momentos de calor, amor y felicidad compartida, porque esos momentos valdrán para que ese niño consiga combinar y elegir realmente cuando quiera estar conectado a la red o conectado al mundo que lo rodea.
No podemos permitir de ninguna manera que el vínculo afectivo de un niño de escasos meses sea una tablet o un móvil.
Mercè Soler Soriano
Psicóloga infanto-juvenil y de familia

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