Cuando se enfade porque no le entiendes o cuando te diga que no te metas con sus amigos o que no le hables de esa forma, dale inmediatamente las gracias. Es en ese momento cuando tu hijo te está abriendo una puerta a la comunicación verdadera y te muestra el dolor y la inseguridad que siente cuando hacemos tambalear su frágil mundo.

Además te está mostrando, a modo de espejo, aspectos de ti mismo que bien no aceptas o de los cuales careces.
Hemos de ser asertivos, controlar nuestra propia angustia, rabia, discrepancias y no atacar de frente, desde el sarcasmo o la ironía, ya que en la mayoría de ocasiones, detrás del adolescente chulesco se encuentra un niño inseguro que necesita de nuestro apoyo, comprensión, aprobación y cariño.
Mercè Soler Soriano
Psicóloga infanto-juvenil y de familia