05 Mar
Dia Internacional del Asperger
El Trastorno del Espectro Autista (TEA), y el Síndrome de Asperger (SA) en concreto, son trastornos que afectan al neurodesarrollo, una variación del desarrollo que nos acompaña durante toda la vida. Influye en la forma en que damos sentido a aquello que nos rodea, procesamos la información y nos relacionamos con nuestro mundo.
Aunque se desconoce la causa del SA si existe un fuerte consenso en que su origen es de orden neurobiológico, descartando antiguas teorías que apuntaban a un trastorno generado por problemas afectivos y de crianza.
Cada persona con SA es diferente pero todas tienen en común deficiencias en la comunicación y interacción social y en patrones de comportamiento restringido y repetitivo.
• Área de la comunicación e interacción social:
◦ Sus conversaciones tienden a ser lacónicas, breves y literales.
◦ Tienen dificultades para iniciar las conversaciones, para introducir un tema nuevo, para diferenciar la información “nueva” de la ya “dada”.
◦ Presentan dificultades en los cambios de roles conversacionales.
◦ Presentan dificultades para adaptarse a las necesidades comunicativas de su interlocutor.
◦ Tienen dificultades para comprender las reglas complejas de relación social.
◦ Presentan dificultades para compartir sus emociones y preocupaciones con quienes les rodean.
◦ Muestran ganas de relacionarse con sus compañeros, pero fracasan en sus intentos por conseguirlo.
◦ Son parcialmente conscientes de su dificultad de comunicación y relación.
• Área de las actividades e intereses:
◦ Los contenidos de su pensamiento suelen ser obsesivos y limitados, con preocupaciones “extrañas”.
◦ Presentan intereses poco funcionales y no relacionados con el mundo social.
◦ Hacen preguntas repetitivas sobre sus propios intereses.
◦ Se muestran muy rígidos en la realización de las tareas.
◦ Tienen dificultades para integrar información procedente de varias modalidades sensoriales (por ejemplo, visual y auditiva).
◦ Tienen problemas en la planificación y control cognitivo de la conducta.
Las personas con SA poseen poca capacidad para comprender reglas sociales, lo que les dificulta enormemente a la hora de participar en juegos o actividades en grupo. Además de esto, el tono de voz inusual y un contacto ocular y no verbal inapropiado puede complicar la relación social con sus iguales. Por ello, es importante proteger al máximo a la persona con SA ante posibles burlas y educar al resto de compañeros sobre sus peculiares características. Es importante poder entrenar sus habilidades sociales: iniciar, mantener y finalizar conversaciones, recibir y responder consignas sociales, reconocer sus emociones y las de los demás, regular su comportamiento, ayudar a los demás, realizar elecciones, compartir, etc. Se intentará fomentar al máximo la socialización de la persona con SA realizando actividades que aumenten la cantidad y calidad de sus relaciones sociales, como: talleres de habilidades sociales, ludotecas, deportes no competitivos, etc.
Las personas con SA se muestran angustiadas y amenazadas ante posible imprevisto y cambios en su ambiente por lo que necesitan adherirse a rutinas o rituales específicos. Conviene proporcionar un ambiente estable y predecible, estructurando las actividades que se realizaran en su jornada. También, minimizar al máximo los cambios, y anticiparlos, siempre que se pueda, para que puedan ir preparándose a ellos. Los horarios y agendas visuales pueden ayudar a estructurar y preparar los cambios, como pueden ser: excursiones, visitas médicas, etc.
Las personas con SA suelen tener áreas de intereses restringidos y muestran preocupación por éstas. De ahí, observamos comportamientos repetitivos y conversaciones restringidas a sus áreas de interés. Resulta necesario establecer un tiempo limitado al que la persona con SA pueda dedicar a su tema de interés y acabado ese tiempo no dejar que haga preguntas o que insista más en el tema. Además reforzar positivamente sus conductas adaptativas. Por otro lado, es importante señalarle qué es lo que esperamos de ella en cada momento, esto ayudará a regular su conducta.
En relación al habla y lenguaje, observamos conversaciones uni-direccionles y centradas en sus temas de interés, una interpretación literal del lenguaje con dificultades para entender y hacer uso de metáforas, dobles sentidos y bromas. Su lenguaje es peculiar, con alteraciones en la prosodia (ritmo, tono y modulación) y grandes dificultades para adecuar el lenguaje al contexto social pertinente. És importante utilizar un lenguaje claro, concreto y conciso que no lleve lugar a malas interpretaciones ni confusiones. Puede ser útil comprobar si ha comprendido o no lo explicado, pidiéndole que nos lo repita o preguntándole sobre el tema. Además, intentaremos evitar un lenguaje metafórico, irónico o con frases hechas y, en caso de utilizarlo, facilitaremos su comprensión (con dibujos, pictogramas, etc.).
Las personas con SA presentan dificultades a la hora de reconocer sus emociones, así́ como en el conocimiento de estrategias que les ayudan a manejarlas. Para ayudar podemos trabajar un listado de emociones y relacionarlas con situaciones que nos generen dicha emoción. Si la emoción es poco adaptativa o inadecuada, trabajaremos la enseñanza de conductas alternativas.
Hoy día se cuenta con un diagnóstico cada vez más temprano sobre el TEA, y en concreto el SA, así como una intervención temprana especializada que garantiza un mejor pronóstico. Es de suma importancia que, tanto el diagnóstico como los apoyos, lleguen de manera más rápida y específica, para que, junto con el apoyo familiar y de todos los agentes implicados, las personas tengan la posibilidad de desarrollar al máximo sus potencialidades y mejorar su calidad de vida.
No obstante, aún queda mucho camino por recorrer en la sensibilización e inclusión social de las personas con TEA. Todas las personas necesitamos sentirnos aceptadas, comprendidas y amadas en nuestra particularidad.
No quisiéramos acabar este escrito sin recomendar “ATYPICAL”, serie producida por Netflix donde se reflejan las dificultades que vive su protagonista, Sam, un joven con síndrome de Asperger, y la dinámica familiar desplegada en torno a la condición de éste. ¡¡¡Muy ilustrativo y representativo!!
Cristina Andújar Casas
Psicóloga general sanitaria
Colegiada núm 21800
Especializada en trastornos del neurodesarrollo
y trastornos de conducta.