10 maig
No veo que mi hijo sea FELIZ
Es lo que me dijo una madre de un niño de 8 años, y al momento entendí lo que me quería decir. La inquietud, la impaciencia y la ansiedad hacían que a esa criatura de escasos años le resultara muy difícil relajarse y conectar con sus emociones. Los padres en un acto de amor habían proveído al niño de mucho más de lo que era capaz de digerir. Tecnología, moda, ocio, deporte, relaciones sociales, relaciones familiares, cariño, entrega, cuidados… Entonces ¿qué ocurre?
Descubrimos a un pequeño que se siente el protagonista y que necesita que la luz le enfoque a cada paso. Un menor rodeado de personas adultas que quieren complacerle y que desean lo mejor para él. Lo que no se han dado cuenta que en ese intento de darle todo, el niño acabará por no valorar nada y, lo que puede ser peor, se creará una falsa autoestima, ya que confundirá el mero hecho de recibir y consumir como el estado natural para sentirse bien.
Probablemente permanecerá aislado de sus propias emociones, confundido entre lo que debería sentir y lo que realmente siente. A esta personita le será difícil empatizar, puesto que pocas veces habrá tenido que hacer un esfuerzo por comprender al otro y resolver sus propios conflictos. Seguramente habrá tenido poco espacio para estar con él mismo y no habrá saboreado los beneficios del aburrimiento, de la paciencia y de la espera. Así cuando el menor se encuentre fuera del entorno protector le puede costar entender la dinámica exterior y llegar a sentirse ansioso y perdido. Buscará la seguridad en un rol que difícilmente encontrará cuando en realidad no se conoce a sí mismo, siendo así vulnerable a buscar otros modelos a seguir y a convertirse en un futuro adolescente de riesgo.
Solo siendo conscientes de lo que le está ocurriendo a nuestro pequeño podremos, como padres, reconducir la situación para resituarle en el rol que le corresponde. Trabajando con amor y paciencia mejoraremos aspectos como la tolerancia a la frustración, la mirada hacia el otro, la empatía y su conexión con sus verdaderas emociones. De esta manera conoceremos y conocerá todos los aspectos de su personita, tanto los positivos como los negativos, para así poder sentir que es libre para ser tal cual es y de la misma forma sentirse aceptado y querido sin condiciones.
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